Un artículo de Francisco Merino Garrido
Director técnico de la Federación de Cooperativas de Viviendas Valenciana (FECOVI)
Investigador en Economía Social y Cooperativa
En los últimos años, los medios nos salpican con cada vez mayor frecuencia con este concepto anglosajón de las comunidades de cohousing o covivienda, o con otras denominaciones similares como las viviendas colaborativas. Y con ello, al igual que ocurre con otros anglicismos, saber a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de cohousing, no termina de resultar claro, pero sí que suena bien de partida, es un término atractivo.
Pero, ¿qué es el cohousing o vivienda colaborativa? Si hacemos una consulta rápida con el buscador habitual en la Red y vemos las imágenes asociadas, en un análisis fugaz con mayor o menor dificultad, podemos relacionarlo con la vivienda, pero no con el modelo de vivienda habitual, sino con un modelo de vivienda que posee cuatro atributos principales: ser alternativa, tener grandes espacios en común, incluso la idea de que esos espacios son verdes, y apurando, estar orientado a un público senior.
Si bien esta palabreja es un concepto acuñado en los años 80 por dos arquitectos estadounidenses (Kathryn McCamant y Charles Durrett), versa sobre un modelo de vivienda comunitario danés desarrollado en los años 60. Siguiendo en esta búsqueda en Internet, encontramos palabras como comunidad, protagonismo de las personas, autogestión de servicios, propiedad colectiva… elementos y dinámicas de la gestión orientadas a las necesidades de las personas.
¿Os suena de algo? Sí, el cohousing es cooperativo, es un modelo de cooperativismo de viviendas que va más allá de la construcción a precio de coste y que se orienta a la formación de una comunidad que interactúa, una comunidad intencionada como la denominan los académicos/as, que viene a referirse a ser vecinos/as de los de antes con espacios compartidos.
Son comunidades de personas que viven en un entorno que han diseñado ellos/as mismos y que, normalmente, se componen de varias viviendas o apartamentos independientes (adaptadas o adaptables), situadas en torno a una serie de equipamientos y espacios comunes que complementan la vivienda privada, pensados para facilitar y fortalecer la interacción social, la comunicación y la ayuda mutua, favoreciendo las relaciones cercanas entre los/as socios/as y residentes.
La mayoría de las iniciativas de cohousing que se han desarrollado hasta ahora en el Estado español han sido emprendidas por grupos de personas senior
Estas cooperativas pueden adoptar diferentes tipologías, desde viviendas hasta consumidores/as y usuarios/as, incluso combinando viviendas y trabajo asociado. La mayoría de las iniciativas que se han desarrollado hasta ahora en el Estado español, han sido emprendidas por grupos de personas senior, colectivos de mayores de 60 años.
Estos proyectos empresariales cooperativos se han caracterizado por establecer la previsión de organizar la ayuda asistencial de los/las cooperativistas que puedan tener una situación de dependencia o discapacidad más adelante, apostando por el soporte y la ayuda mutua, tan propio de los valores cooperativos. Aunque los/las cooperativistas autogestionan su comunidad, la operativa de los servicios a la comunidad cohousing suele ser encargada a terceros.
No se pueden negar las oportunidades económicas en aumento que este tipo de cooperativas de viviendas presentan, a consecuencia de las tendencias demográficas y la insatisfacción que las soluciones residenciales ofrecen. Es por ello que resultaría muy interesante la puesta en práctica del sexto principio cooperativo, de cooperación entre cooperativas, para que cooperativas de trabajo asociado dedicadas a los servicios sociosanitarios, a la gestión de comedores, o que presta los servicios de limpieza y mantenimiento, entre otros, lideraran la prestación de servicios al sector en aumento del cohousing cooperativo.
En nuestra opinión, espacios de colaboración y trabajo conjunto entre proyectos cooperativos de viviendas y trabajo generarían, por una parte, mantener la democratización de los beneficios que generan estas comunidades y, por otra, un incremento en la eficiencia económico-social de ambos proyectos al encontrarse alineados en la práctica de valores participativos, de trasparencia y de orientación a las personas.
Al tratarse de un modelo participativo, nos encontramos con comunidades muy heterogéneas entre sí, pues se deben a las necesidades de los/las residentes.
Las características principales de los proyectos cohousing son las siguientes:
Os preguntaréis porqué empiezan a surgir este tipo de comunidades, a lo que respondemos que, al igual que ocurre con el resto de experiencias cooperativas, surgen de una necesidad de grupos de personas. Y si bien no es algo sencillo, la necesidad engloba una complejidad de variables y factores diversos que, en nuestra opinión, se podría partir de las necesidades del envejecimiento activo, del mantenimiento de la calidad de vida y de los cambios en las estructuras de convivencia.
El cohousing contribuye a generar un espacio para el envejecimiento activo y participativo
España es uno de los países del mundo que sufrirá un mayor aumento del índice de población de más de 65 años debido, entre otros factores, al incremento de la esperanza media de vida propiciada por la mejora de la calidad de vida, por la dieta mediterránea, el clima y los indudables avances en la medicina y la tecnología.
A lo que se suma la transformación de la base del sistema de cuidados desarrollado, con una estructura demográfica urbana con una incorporación más paritaria de mujeres y hombres en el mundo laboral, lo que ha venido suscitando profundos cambios en la estructura familiar y estilo de vida, imposibilitando en la mayoría de las familias atender a sus familiares mayores como lo hacían las generaciones anteriores.
Como consecuencia, las administraciones públicas han incorporado políticas asistenciales y creado nuevos servicios para atender al creciente colectivo de personas mayores; ampliando y diversificando los servicios de ayuda a domicilio, pisos tutelados, residencias geriátricas y ayudas a través de la Ley de Dependencia. Sin embargo, el previsible aumento de la población mayor en los próximos treinta años, hace prever una importante dificultad de las administraciones públicas para dar respuesta a toda la demanda de servicios que requerirá este sector de población.
Ante esta demanda, las cooperativas que prestan servicios residenciales y asistenciales a sus socios/as y que son autogestionadas por ellos/as mismos/as en base a un proyecto democrático y participativo, son una realidad que se multiplica, adoptando diversas nomenclaturas, desde las viviendas colaborativas, senior cohousing, cooperativas de vivienda en cesión de uso, etc.
Desde la Federación de Cooperativas de Viviendas y Rehabilitación de la Comunitat Valenciana (FECOVI), desde hace años, venimos analizando y considerando las nuevas tendencias para tratar de adaptarnos a las nuevas necesidades de las personas cooperativistas y de la sociedad, en general. Frente al modelo clásico de cooperativa de viviendas limitado a la promoción de viviendas en condiciones ventajosas para sus socios/as – propietarios/as, la necesidad ha mutado para generar modelos habitacionales basados en el llamado cohousing (covivienda), que suponen un paso más en el concepto de cooperativa, extendiendo su actividad a las necesidades socio-asistenciales, de espacios participativos y colaborativos, entre otras, de los colectivos que los habitan.
Pensemos por un instante a cuántos colectivos, grupos, asociaciones pertenecemos, desde el grupo de amigos/as de la juventud, la asociación del barrio, de antiguos alumnos/as, en nuestro entorno de trabajo… es evidente cómo tendemos a agruparnos con otras personas para satisfacer necesidades de cualquier tipo, y es través del cohousing como nos centramos en generar un espacio para un envejecimiento activo, en el que nuestra opinión sea tenida en cuenta y no se encuentre aislada del resto de la sociedad.
Hay que resaltar cómo se pone de manifiesto la innovación social del modelo de cohousing ya que traslada los aspectos colaborativos del modelo cooperativo al entorno y a la actividad de una comunidad de vecinos/as. Es habitual que estas comunidades abran al público sus centros sociales, bibliotecas o cafeterías. A nivel interno, permite a los/las cooperativistas disfrutar de facilidades diseñadas por ellos/as mismos/as y con ventajas no solo económicas, pues cuentan con personas afines para compartir tardes de cine o clases de gimnasia. Desde FECOVI consideramos que este es, sin duda, uno de los puntos más atractivos del cohousing, pues se traslada a los orígenes del modelo cooperativo, a través de modelos en los que el punto de partida es la comunidad, y desde ella surge la necesidad y la idea de la vida colaborativa.
Para el éxito de la experiencia del cohousing, un factor fundamental es una fuerte cohesión social de grupo, por este motivo puede ser una alternativa muy apropiada para determinados grupos sociales con cierto capital social y relacional previo, como son otras cooperativas de cualquier clase, (trabajo asociado, consumo, agroalimenatarias, etc..) ya arraigadas, que además de las necesidades que han venido cubriendo hasta el momento, articularían la jubilación y el retiro de sus cooperativistas.
Fuente: Este artículo ha sido publicado en Geriatricarea.com